Salta es una de las provincias con más altos niveles de deforestación del país. Según datos de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación la provincia ya perdió más de dos millones de hectáreas de bosques nativos. Afectando brutalmente a las comunidades indígenas que históricamente habitan la región, los pueblos wichi, chiriguanos, chane, chulupi, tapietes y chorote.
Estos pueblos que hace cientos de años viven del bosque mediante una explotación sustentable de sus recursos han visto como su territorio ha disminuido a límites tales que muchas veces los llevan a la desnutrición crónica.
Argentina es actualmente el tercer productor de soja a nivel mundial, con una producción de 40,5 millones de toneladas anuales se encuentra por debajo de EEUU y Brasil (87,6 y 52,3 millones de toneladas anuales respectivamente). Hoy en día, la gran cantidad de tierra que se utiliza para plantar soja ha provocado el desmonte de áreas de recreo, forestales, frutales y se ha llegado a un punto tal que las empresas sojeras expulsan a los pueblos originarios y a los campesinos que laboran y viven en sus tierras desde varias generaciones.
Esta situación debería empezar a cambiar gracias a la nueva Ley de Bosques; impulsada por diversas ONG’s ambientalistas y organizaciones indígenas la Ley de Bosques fue aprobada el pasado 28 de noviembre de 2007 por la Cámara de Diputados Argentina, y aplicada a principios de 2009. La norma incluye la suspensión a los desmontes hasta que cada provincia realice un ordenamiento territorial de sus bosques nativos. Además, establece la obligatoriedad de efectuar estudios de impacto ambiental y audiencias públicas antes de aprobar un desmonte, y protege los bosques utilizados por comunidades campesinas e indígenas.
A pesar de ésta ley y la prohibición de deforestación las comunidades indígenas siguen viendo como sus tierras históricas se convierten en desiertos verdes.
Publicado el 16 de junio de 2009
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